• 12 de Mayo

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[OPINIÓN] Bipolaridad o trastorno maníaco-depresivo: un carrusel de emociones

Dr. Franco Lotito Catino

Conferencista, escritor e investigador (PUC)

 


“Mientras los médicos sigamos viendo sólo enfermedades y olvidemos al enfermo como una unidad psicológica y social, seremos tan sólo simples zapateros remendones de la personalidad humana” (Dr. Ramón Carrillo, neurocirujano y neurobiólogo argentino).

El trastorno bipolar es una condición grave de salud mental, que es de carácter crónico. Esto implica, que la enfermedad –así como la variada sintomatología que la acompaña– estará plenamente en curso, mientras la persona no sea diagnosticada correctamente y tratada de manera adecuada.

El sujeto afectado requiere de muchos cuidados y de un tratamiento a lo largo de su vida, ya que los estados de ánimo constantemente cambiantes de la persona pueden llegar a ser muy disruptivos y disfuncionales,  lo que representa una condición que obstaculiza claramente la forma en que al paciente le gustaría conducir su vida cotidiana. 

Al trastorno bipolar también se lo conoce “como enfermedad maníaco-depresiva o depresión maníaca”. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, las “personas con trastorno bipolar tienen cambios graves e inusuales en su humor o estados de ánimo”, los cuales son muy significativos y, en muchos casos, muy evidentes para quienes viven en el entorno cercano de estas personas.

En ocasiones, estos individuos “se sienten muy felices y animados y tienden a ser mucho más enérgicos y activos de lo habitual”. A esta fase se la llama un “episodio maníaco”. En otras ocasiones, las personas con trastorno bipolar “se sienten muy tristes y deprimidas, disponen de muy  poca energía y son mucho menos activos de lo normal”. A esta fase se la conoce como depresión o “episodio depresivo”.

Tanto la fase maníaca, como así también la depresiva, pueden ser breves, desde unas pocas horas hasta algunos días. O bien, los ciclos que experimenta el sujeto pueden ser mucho más largos, durando varias semanas y meses. Los períodos de manía y depresión pueden variar de persona a persona, tanto así, que algunos de estos sujetos pueden experimentar períodos muy breves de estos estados de ánimo intensos, siendo factible que ellos ni siquiera se den cuenta de que tienen el trastorno.

De acuerdo con el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, hay cuatro categorías principales de trastorno bipolar: (a) trastorno bipolar I, (b) trastorno bipolar II, (c) trastorno ciclotímico y (d) trastorno bipolar debido a otro trastorno médico, o bien, por la ingesta y abuso de sustancias intoxicantes.

Lo que habitualmente se observa en las personas que sufren de un trastorno bipolar, es que los episodios anímicos que experimentan pueden ser muy intensos. Las emociones que viven estas personas llegan a ser muy fuertes y se producen en forma paralela a cambios extremos en su comportamiento, así como también en sus niveles de energía.

Las personas afectadas pueden someterse a un tratamiento –que incluye tanto terapia, como la administración de algunos medicamentos–, que les ayudará a controlar y/o disminuir la intensidad de los síntomas y llevar una vida casi normal.